Te
quedas paralizado un instante. No sabes distinguir el color de las luces que
expulsan los autos que pasan por la gran avenida, y que dibujan seres deformes
y temibles en la pared. Oyes como el
silencio se acentúa en tu sábana y lo desgarra. No la has lavado hace un mes,
tiene un fuerte olor a semen y a soledad. Pareces un muerto arrojado a una fosa
común, no puedes caer más bajo. Todos te han dejado caer, te han abandonado: tu
familia, tus amigos, tus escritores más queridos. Piensas que en la profundidad
del sueño todo esto se descarta. No haces ningún esfuerzo por levantarte y
pisar los recuerdos más tristes de tu vida. No sabes distinguir si es un hombre
quien te observa desde una esquina, o si es sólo un objeto que hace de tu
buhardilla, algo más miserable. Tus libros están guardados en una caja vieja de
galletas, hace un mes que no lees nada, ya nada te interesa. Las palabras son
pastillas atascadas en tu garganta. Ahora sólo te queda clausurar tus sueños
para no volver a sentirte humano.
Comentarios