LA DIOSA AMBARINA

 

La mirada de una mujer refleja su propia imperfección.

Los dedos adquieren una forma terrorífica, como si estuvieran a punto de asesinar a alguien, y los ojos son cuchillos sobre la blancura del papel. Lleva el cabello corto y una camisa abierta que no termina por mostrar la redondez de los senos. Los labios abiertos le dan una atmósfera incierta a todo. Atrás cuelgan algunos cuadros.  

¡Cuánta muerte puede haber en una sola foto!

 

 



  Alejandra Pizarnik

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