TODAS LAS HISTORIAS DE AMOR SON HISTORIAS DE FANTASMAS

Anoche me encontré a la fantasma más triste del mundo en un bar del centro de Trujillo. No sé si estaba ebria, pero bailaba “La chica del humo” moviendo los brazos como si estuviese en medio de un ritual noventero. ¿Qué éramos nosotros a su costado? Nada. Era demasiada sensual para ser una simple fantasma. De rato en rato me miraba de reojo y sonreía con lástima. Su corazón brillaba y giraba como un prisma multicolor atravesando el aliento y el corazón de las demás personas. Llevaba el cabello suelto, una falda larga, una polera a rayas y unas converse sucias y desamarradas. Se perdía entre la gente y volvía aparecer. A veces con una botella de vino, otras veces con un cigarrillo, pero siempre con esa rara tristeza que me gustaba tanto. 

No sé si me buscó o yo la busqué. Eso es lo de menos, ya que ahora me acompaña a todos lados y estoy aprendido a quererla, aunque algún día tendrá que marcharse y yo me convertiré en el fantasma de otra persona, porque sé que todas las historias de amor son historias de fantasmas. 



 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Somos una sola vez en la vida de las personas...